4 tipos de humedades

Es indudable que los problemas de humedades, a parte de tener un efecto estético (manchas, deterioro de paredes y techos) en nuestras viviendas, también tienen efecto sobre nuestra salud, llegando a favorecer la aparición de hongos, lo que afecta directamente a nuestro sistema respiratorio y nos puede provocar alergias, asma, dolores e incluso enfermedades pulmonares.

Por ello, es imprescindible revisar nuestros hogares en busca de estas humedades para poder atajarlas y evitarnos mayores problemas. En este artículo te contamos cómo detectar las humedades en tu vivienda o comunidad de propietarios y los cuatro tipos de humedades que pueden aparecer.

 

No solo debemos revisar nuestras viviendas, también es necesario e imprescindible que esto se haga en las comunidades de vecinos, puesto que las grietas o fisuras en nuestro edificio causados por una construcción o impermeabilización deficiente pueden dar lugar a estos problemas de humedades tan perjudiciales.

 

En primer lugar, es muy importante saber detectar las humedades de nuestras casas y edificios para poder darle solución lo antes posible. El efecto que más salta a la vista es la aparición de manchas negras o grises y moho, estas manchas pueden aparecer en cualquier lugar (paredes, techos, juntas) y es más patente en lugares húmedos con poca o nula ventilación.

 

Otro de los efectos evidentes es la aparición de un olor fuerte, como se suele decir “huele a humedad”, suele darse en lugares que han permanecido cerrados durante mucho tiempo y están mal ventilados, como garajes, sótanos y trasteros.

 

Las comunidades de propietarios en este caso deben estar pendientes de estos espacios para evitar tanto el deterioro de las paredes y techos como de los materiales que en ellos se acumulan y por supuesto para prevenir la aparición de enfermedades respiratorias provocadas por dichas humedades.

 

También son visibles los efectos en el desconchamiento de la pintura de la pared o del techo, la aparición de muebles podridos, materiales oxidados, etc. Pero debemos tener especial cuidado en los efectos invisibles, como pueden ser la aparición de ácaros y hongos o problemas de salud que en un primer momento no asociamos al exceso de humedad.

 

Una vez hayamos detectado que tenemos un problema de humedades en nuestro edificio debemos diferenciar de qué tipo de humedad se trata.

 

Podemos distinguir entre cuatro tipos diferentes de humedades en función de su origen:

 

  1. Humedades por condensación: Son las más frecuentes y se deben principalmente a la alta humedad ambiental y el vapor de agua, y por la mala ventilación de la estancia. Ahora es el momento perfecto para ventilar nuestras viviendas y demás estancias para evitar que se acumule dicha humedad y también es conveniente un buen aislamiento en las paredes y ventanas para evitar estos problemas.
  2. Humedades por filtración: Suelen tardar tiempo en detectarse ya que son debidas a materiales porosos o estructuras defectuosas que van filtrando lentamente. A veces es difícil detectar su origen. La mejor manera de evitarlo es con una buena impermeabilización de la fachada y la cubierta.
  3. Humedades por capilaridad: Esto sucede cuando el terreno sobre el que está construido el edificio es muy húmedo o los cimientos no están bien aislados, por lo que para evitar estas humedades es necesario impermeabilizar de forma efectiva todo el perímetro del edificio mediante una lámina bituminosa o de material plástico (polietileno o PVC) o drenar el agua del terreno.
  4. Humedades accidentales: Se dan por roturas en tuberías, inundaciones, etc. por lo que se debe detectar dónde está la rotura y repararla. Estas humedades se detectan y se reparan más fácilmente.

 

En conclusión, debemos estar prevenidos ante las humedades aunque vivamos en un lugar más bien seco como es Madrid y no sólo limitarnos a revisar las viviendas, sino que las Comunidades de Propietarios deben revisar sus zonas comunes para evitar males mayores.